Cómo una moneda complementaria ayudó a salvar a un país de la ruina económica en la década de 1940
y podría hacer lo mismo para nosotros hoy.
Bernard Lietaer | Abril 2009
Las tribulaciones de la crisis bancaria han sido noticia de primera página durante meses, y el mayor salvataje en la historia de la humanidad está en marcha. Sin embargo, la economía real –en la que las empresas fabrican y venden bienes y servicios- está resultando ser la próxima víctima. Sea lo que sea que los gobiernos hagan por los bancos, será mucho más difícil para las empresas obtener créditos.
La parte más delicada de la situación es al mismo tiempo “la naturaleza de la crisis”. Cuando un banco o bancos de un país se encuentran en graves problemas, las empresas saludables pueden encontrar crédito en bancos de otros países. Pero cuando la caída ocurre en todo el sistema financiero mundial, otra dinámica entra en juego. La economía mundial gira hacia una previsible recesión simultánea, lo que a su vez empeora los balances de los bancos, motivando a los financieros reducir aún más el crédito. Cuando todos los bancos reducen sus carteras de préstamos al mismo tiempo, se profundiza aun más el agujero que se excava en el conjunto de la economía mundial.
En estas circunstancias, las empresas pueden adoptar dos estrategias: pueden tratar de obtener ayuda de los gobiernos cuando sus problemas se vuelven inmanejables, o tomar la iniciativa para salvarse a sí mismos cooperativamente. La primera opción no es nueva. Pero los gobiernos de todo el mundo acaban de sangrar sus fondos propios para proteger el sistema bancario. Por lo tanto, depender del gobierno para salvar las empresas podría parecerse a la espera de Godot. Por lo tanto, la segunda opción es claramente mejor. Y hay un precedente de gran éxito, aunque sea muy poco conocida.
Érase una vez, durante una crisis similar a la de hoy, 16 empresarios se reunieron para ver cómo pueden ayudarse a sí mismos. Ellos o sus clientes habían recibido una notificación por parte de sus bancos de que sus líneas de crédito se habían reducido o eliminado. La Quiebra era sólo una cuestión de tiempo. Se dieron cuenta de que una empresa A necesita un préstamo para comprar bienes de las empresas B, que a su vez necesita dinero para pagar a sus proveedores. Así que decidieron crear un sistema de crédito mutuo entre ellos, incluidos sus clientes y proveedores. ¡Ellos crearon su propia moneda!, el valor de esta era 1 a 1 con el valor de la moneda nacional -con la interesante característica de que estos fondos no devengan intereses- Un débito en esta moneda podía ser reembolsado con las ventas a un participante de la “red” o arreglado en moneda nacional. Este sistema salvó a muchas de las empresas afiliadas a esta comunidad.
La cooperativa fue creada entre los usuarios para mantener sus cuentas en esta moneda. Pronto, los participantes también pudieron obtener préstamos en esa moneda a la notablemente baja tasa de interés de 1 a 1,5 por ciento. Estos préstamos necesitaban garantías, tal y como en un banco convencional. Con el tiempo, el sistema creció notablemente hasta incluir una cuarta parte de todos los negocios del país. El secreto de la “legendaria estabilidad económica” de esa nación fue esa extraña pequeña moneda no oficial.
Siempre que hay una recesión, el volumen de negocios en esta moneda aumenta considerablemente, reduciendo así el impacto negativo sobre las ventas y el empleo. Siempre que hay un boom, las empresas amplían el uso de la moneda nacional, mientras que la actividad en la moneda alternativa se reduce de nuevo. El espontaneo comportamiento contra-cíclico de este pequeño sistema contribuyó para que el banco central del país, pueda estabilizar la economía.
Este no es un cuento de hadas, esta es la verdadera historia del sistema WIR (WIR, una abreviatura de Wirtschaftsring "círculo económico" también significa "nosotros" en alemán). El país es SUIZA y los 16 fundadores se reunieron en Zurich en 1934. Dentro de un año, unos 3000 participantes se beneficiaron del sistema. Y el sistema todavía funciona!, el volumen anual de negocios en WIR ahora es de unos $ 2 mil millones.
Propongo a las empresas crear tales sistemas, a cualquier escala, tiene sentido. Este enfoque prevendrá o reducirá el estrangulamiento de la economía real por la contracción del crédito. Se evitará la duplicación de las desastrosas consecuencias de la década de 1930: las quiebras masivas, el intolerable elevado desempleo y un sufrimiento indecible. Un sistema de este tipo, a una escala que permita hacer la diferencia, se puede crear en una fracción del tiempo del que tomó en la década de 1930.
El tiempo es esencial, si queremos evitar la devastación social y los estragos de la economía desatada. Como la putrefacción del sistema bancario se propaga a empresas no financieras, gran parte de ese daño nos llegará rápidamente. No debemos esperar a actuar hasta que nuestros proveedores o nuestros clientes estén en problemas. ¿Por qué esperar para agarrar una vela hasta que este demasiado oscuro para encontrar una? ¿Por qué tenemos que ser menos emprendedores que los Suizos de 1934?.©
Bernard Lietaer es un economista belga, fue el Arquitecto del Euro, Ex-Presidente del Banco Central de Bélgica, tiene más de 30 años de experiencia en sistemas monetarios y es el autor de 14 libros, entre ellos: El Futuro del Dinero (como crear nueva riqueza, trabajo y un mundo más sensato).
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