Escrito por Mari Cruz García Jueves, 01 de Octubre de 2009 16:29
El movimiento Transition Town puede beneficiar a nuestras comunidades diseñando estrategias para funcionar al margen del sistema, en la medida de lo posible. Sobre todo, para funcionar más allá del sistema económico globalizador. La agricultura orgánica es una de las apuestas de Transition Town.
Entré en contacto con el llamado “Transition Towns Movement” durante mi estancia en Totnes, el pueblo natal del fundador de la iniciativa, Rob Hopkins. Comenzaba el otoño de 2006 y Hopkins acabada de regresar de Irlanda, donde había fundado la primera comunidad “en transición” –Kinsale–, junto con sus alumnos del Kinsale Further Education College. Por aquellas fechas, yo había terminado mi curso de postgrado en la Universidad de Plymouth y asistía con asiduidad a las conferencias organizadas por el Schumacher College –organización también ubicada en Totnes, y que preserva el legado del economista E.F. Schumacher–, a la búsqueda de un nuevo modelo económico que nos permitiera vivir no sólo de modo sostenible, sino con más sentido común. Mi encuentro con Hopkins era inevitable.
TOTNES…
Hopkins halló el terreno abonado entre la población de Totnes, constituida en su mayor parte por “greenies” de clase media y autónomos. En estas circunstancias, no es de extrañar que Transition Town Totnes se haya convertido en el paradigma por excelencia del movimiento.
Casi dos años más tarde, a fecha de hoy, existen unas 60 comunidades en transición en el Reino Unido, y continúan surgiendo iniciativas en Australia, Nueva Zelanda y los Estados Unidos. Recientemente he asistido al primer encuentro nacional de Transition Towns Escocia, donde resido en la actualidad. En Escocia, tan sólo cinco localidades –el 8% del total de las comunidades británicas– se han sumado a la iniciativa. Y sin embargo, dadas las peculiaridades geográficas y demográficas de Escocia, el movimiento Transition Towns puede jugar una baza significativa en su futura supervivencia como nación. Como también la puede jugar en el caso de España, país que comparte con Escocia el hecho de contar con una economía artificial, generada por inversiones extranjeras, y fuertemente centralizada en los núcleos urbanos, mientras que el medio rural permanece abandonado.
QUÉ ÉS…
¿Qué es una “comunidad en transición”?... A diferencia del movimiento de las eco-aldeas, el “Transition Towns Movement” no pretende la creación de comunidades alternativas, sino la re-conceptualización de las ya existentes. El objetivo es desarrollar comunidades que no dependan en absoluto del consumo de combustibles fósiles para la generación de su energía, bienes y servicios. En palabras de sus fundadores, toda comunidad en transición surge como respuesta a la pregunta: “How do we significantly increase resilience [to mitigate the effects of Peak Oil] and drastically reduce carbon emissions” Esto es: ¿Cómo mejorar la fortaleza, la capacidad de recuperación de nuestras ciudades y pueblos para que, si un día se interrumpe el transporte de energía y alimentos, sus ciudadanos sean capaces de sobrevivir…? En definitiva: no se trata sólo de reducir las emisiones de dióxido de carbono, sino de construir comunidades independientes y robustas. Y sanas. En alimentación y agricultura, la respuesta está en la agricultura orgánica.
LO LOCAL
El primer paso para fortalecer nuestras comunidades es fomentar el comercio local, la “tienda de la esquina”. Tanto en España como en Escocia solía existir una cultura de mercado: ciudades y pueblos contaban con su propio mercado, abastecido por la producción local. En las últimas décadas, en ambos países, el crecimiento económico provocado por inversiones extranjeras ha destruido esta cultura de mercado. Españoles y escoceses prefieren trabajar para otros antes que generar sus propios negocios; prefieren vivir en simétricos suburbia, y comprar en centros comerciales, antes que acudir a la tienda de la esquina. En el caso escocés, resulta significativo el hecho de que en hipermercados como Tesco o Asda, que copan el mercado alimenticio, es imposible encontrar una sola verdura que haya sido cultivada en Escocia. Frutas y hortalizas proceden de Sudáfrica, Argentina o Israel, y las patatas vienen de Inglaterra. Como oí afirmar a Vandana Shiva en cierta ocasión, el 40% de las emisiones de CO2 en agricultura se deben al transporte de los productos desde donde son cultivados hasta donde son consumidos.
VIDA PROPIA
Una comunidad “en transición” es, ante todo, una comunidad con vida propia y no una ciudad dormitorio. Sus habitantes son en su mayor parte autónomos, y trabajan y compran en el mismo lugar que viven. Y desde el momento en que se fomenta el comercio local, se genera una riqueza económica que es reinvertida en la comunidad. Pero los habitantes de las ciudades en transición no sólo son capaces de cubrir sus necesidades diarias mediante la producción local, sino también de generar su propia energía. Tanto España como Escocia cuentan con comunidades rurales de difícil acceso y económicamente deprimidas. En Escocia, muchas de estas poblaciones alimentan sus calefacciones con tanques de gasóleo o bombonas de gas propano. El suministro se realiza mediante el transporte por carretera desde el sur de Escocia. Scottish Gas sólo abastece los núcleos urbanos. Pero sólo existen dos vías de comunicación entre el sur de Escocia –la región rica y poblada en torno a Glasgow y Edinburgo-, y el norte del país, pobre y despoblado. Cuando, debido a las condiciones meteorológicas, la principal vía de comunicación entre las dos Escocias, the Forth Road Bridge, se cierra al tráfico de camiones, las pequeñas aldeas del norte permanecen desabastecidas. Frente a esta vulnerabilidad, comunidades en transición del norte de Escocia como Forres están iniciando la compra de turbinas eólicas para generar su propia electricidad.
EL CASO ESPAÑOL
España es un país afortunado: sus condiciones climatológicas permiten disfrutar de una variada agricultura local, sin tener que recurrir a los vinos de Chile o las manzanas de Argentina. Asimismo, cada hogar español puede abastecerse todo el año de energía eléctrica mediante paneles solares. Son los ciudadanos españoles quienes deben decidir si desean sumarse o no al movimiento de los pueblos en transición, y construir comunidades más robustas, humanas e independientes.
FONT: http://www.humanamente.es/web/index.php?option=com_content&view=article&id=110:hacia-autarquia&catid=31:ecologia&Itemid=46
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