5 d’abr. 2010

El decrecimiento como alternativa al desarrollo sostenible


CARTEL BARNA
El pasado 29 de marzo finalizó la Segunda Conferencia Internacional sobre Decrecimiento Económico para la Sostenibilidad Ecológica y la Equidad Social, celebrada en Barcelona. Las entidades organizadoras, el Instituto de Ciencias y Tecnologías Ambientales (ICTA) de la Universidad Autónoma de Barcelona, y la organización Investigación y Decrecimiento, han reunido en este evento a 500 representantes del mundo académico y la sociedad civil de todo el mundo. En la Ciudad Condal se han abordado una gran diversidad de temas, como el sistema monetario y financiero, el reparto del trabajo, la renta básica, la energía, la agricultura ecológica y la reducción de la explotación de los recursos naturales. De todo ello hablamos con Federico Demaria, investigador del ICTA, en esta entrevista realizada la semana pasada.

Noticias Positivas: ¿Qué balance se hace desde los organizadores de esta Segunda Conferencia Internacional sobre Decrecimiento?
Federico Demaria: Nosotros teníamos desde el principio tres objetivos definidos. El primero era posibilitar la convergencia entre investigadores y activistas. Hay que tener en cuenta que el decrecimiento surgió desde los movimientos de base. Luego esta corriente llegó los investigadores y así surgieron publicaciones científicas sobre el tema. Por eso queríamos juntar en este encuentro a las dos partes. Esta es una diferencia fundamental respecto a la primera conferencia, celebrada en París, que fue sólo de carácter académico.
El segundo objetivo era tener en cuenta la coyuntura actual, es decir, la actual crisis sistémica, que es económica, social y ecológica. Creemos que estamos preparados para salir de esta situación con unas propuestas concretas y prácticas.
El tercer objetivo era organizar una conferencia utilizando métodos participativos, y también se ha conseguido.
La parte más interesante de este congreso fue justamente la actividad que permitió juntar estos objetivos. Así ocurrió en los 30 talleres en los que se abordaron los temas prioritarios, como agua, trabajo, residuos, vivienda, etc. En cada taller han participado investigadores, técnicos y activistas, que han llegado a elaborar un documento con propuestas concretas.
N+: Este documento es la llamada Declaración de Barcelona. ¿Qué es lo más importante de la misma?
FD: En este documento se tratan muchos aspectos, como el trabajo, una preocupación muy importante en estos momentos en España. Pensamos que hay que redefinir el concepto de trabajo, que en su origen viene del término latino trepalium”, que hace referencia a un tipo de tortura. Hay que abandonar esta visión y apostar por otro tipo de relaciones laborales. Por ejemplo, es fundamental valorizar el cuidado doméstico o el trabajo de atención a las personas dependientes.
También apostamos por la reducción de la jornada laboral. Actualmente, hay mucha gente en paro y gente que trabaja demasiado. Entonces, ¿por  qué no compartimos entre todos el trabajo a través de una redistribución del mismo? Así la gente se podría dedicar a otras cuestiones no productivas y relacionadas con el crecimiento personal.
Otra cuestión que incluimos es el establecimiento de una renta básica ciudadana y de una renta máxima que podría financiar la primera. Esto está relacionado con la cuestión de la equidad. Por ejemplo, si miramos la situación española de los últimos años, una de las cosas que no había crecido era precisamente la equidad. Antes, un obrero podía acceder una vivienda con su salario. Ahora eso es imposible, como bien puso en evidencia el movimiento VdeVivienda con su eslogan “No vas a tener casa en la puta vida”.
N+: Otra propuesta que recoge la Declaración de Barcelona es un cambio de modelo energético.
FD: Pensamos que hay que apostar por las energías renovables. Abogamos por un modelo descentralizado que permita la participación de los ciudadanos a nivel local. Con ese modelo descentralizado es posible lograr una soberanía energética a través del control sobres las infraestructuras que generan energía.
Otro tema importante es la promoción de la agricultura ecológica. Pensamos que hay que fomentar la producción y el consumo local a través de la constitución de mercados locales que permitan garantizar la soberanía alimentaria de las poblaciones.
Al final lo que estamos viendo es que las propuestas no son realmente innovadoras. Lo único novedoso es la sistematización de dichas propuestas, que proceden de los movimientos sociales, para darles nueva vida bajo un marco integrador común, que sería el decrecimiento. Esto genera una ola de entusiasmo nuevo que permite articular el trabajo de estos colectivos. El decrecimiento podría ser el paraguas de los movimientos sociales.
N+: ¿Cómo se puede hacer llegar este mensaje del decrecimiento a la población en una situación como la actual, en la que los políticos, los empresarios y los medios de comunicación machacan a la ciudadanía con mensajes que siempre inciden en que es necesario hacer todo lo posible para volver a crecer económicamente?
FD: Muchas veces nos preguntan si los del decrecimiento somos idealistas o utópicos. Pero yo creo que el idealista es el presidente Rodríguez Zapatero, así como toda la gente que propone el problema como solución.
Para enfrentarse a la crisis, Zapatero aplicó políticas keynesianas normales, como el Plan E, y después apostó por su Ley de Economía Sostenible, esa nueva versión del keynesianismo verde, que realmente es una mentira, ya que no es viable un crecimiento económico sostenible. El decrecimiento, por el contrario, parte del principio de que el crecimiento económico infinito en un mundo finito no es posible.
N+: Hacer que la ciudadanía entienda este planteamiento inicial, que el crecimiento continuo de la economía no es sostenible en un mundo con recursos limitados, es la clave del éxito.
FD: Para conseguirlo nos hemos marcado tres objetivos prioritarios. El primero es informar a la gente para que tenga conciencia de la situación en la cual nos encontramos. La segunda prioridad es apostar por una pronta implantación de nuestras propuestas para que sean una realidad cuanto antes. Esto ya es posible con las llamadas buenas prácticas, como son el establecimiento de cooperativas locales de consumo, la compra de productos de segunda mano, la autoproducción o la promoción de actividades de bajo consumo energético y de materiales. Pero está claro que con estas buenas prácticas sólo se puede llegar hasta un cierto punto. Por ejemplo, no podemos trabajar menos horas de lo legamente estipulado, a no ser que se introduzcan nuevas leyes. De ahí que nuestra tercera reivindicación sea la de un cambio estructural.
Por otro lado, y ya que estamos hablando de la visión que tiene la ciudadanía sobre el decrecimiento, tengo que decir que una de las cosas que más me ha sorprendido de esta Conferencia de Barcelona ha sido la receptividad a un proyecto político radical como es el del decrecimiento. Tanto entre los ciudadanos de a pie, como en los propios medios de comunicación de masas, que han recogido ampliamente el evento.
Respecto a los políticos ha sucedido lo mismo. De hecho, funcionarios de la Generalitat de Cataluña y del  Ayuntamiento y  la Diputación de Barcelona han participado en la Conferencia. Por ejemplo, ha acudido personal del Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat que ha trabajado en el desarrollo sostenible durante 10 ó 15 años, y que se han dado cuenta de que esta propuesta no ha logrado nada, de que ha sido un fracaso. Por eso, como investigadores, quieren saber lo que vamos a hacer y quieren escuchar nuestras propuestas. Un funcionario de la Generalitat me dijo incluso que el decrecimiento debe sustituir al desarrollo sostenible.
Otra muestra de esta creciente aceptación del decrecimiento se produjo cuando se nos invitó a la sesión de evaluación del Compromiso Ciudadano por la Sostenibilidad, que es el programa de la Agenda 21 de Barcelona. El primer tema que nos plantearon era precisamente “Desarrollo Sostenible versus Decrecimiento”. Además, según una encuesta realizada a la población catalana sobre los temas que deben ser incluidos en la Agenda 21, resulta que el principal asunto de interés para la ciudadanía es el decrecimiento.
N+: Otro problema al que el decrecimiento debe ser capaz de hacer frente para demostrar su solidez es la actual crisis financiera internacional. ¿Qué se puede hacer desde el punto de vista del decrecimiento para impedir nuevas crisis como ésta?
FD: En la Conferencia de Barcelona hubo dos talleres relacionados con este asunto, uno sobre nuevas instituciones financieras y otro centrado en las monedas locales. También podríamos hacer aquí referencia al trabajo de Enric Durán, cuya experiencia resume la posición del decrecimiento en este ámbito.
Si vamos al centro de la cuestión, hay un problema muy concreto del sistema financiero, y es que el crecimiento económico requiere siempre un proceso de endeudamiento. Estas deudas se generan porque los bancos privados ofrecen créditos a un determinado tipo de interés, lo cual permite a su vez la creación de dinero artificial. De hecho, alrededor del 95% del dinero en circulación es creado directamente por los bancos a través de créditos sin que haya un respaldo de dinero real detrás. Por tanto, nuestra  primera propuesta debe ser eliminar este sistema del dinero deuda. El crédito debería ser respaldado por dinero real para que el sistema ya no pueda crear deudas de la nada. Por ejemplo, a través de la introducción de un moneda local sin intereses que no genere deuda. Esta moneda también es una herramienta muy eficaz para relocalizar a su vez la economía, lo cual  es muy positivo desde un punto de vista ecológico, ya que siempre es mucho más eficiente la producción y el consumo a nivel local, y además permite la generación de trabajo a escala local.
N+: ¿Se podría decir que la economía del crecimiento se sitúa en un escenario principalmente global, mientras que la economía del decrecimiento se desarrolla sobre todo en el ámbito local?
FD: Exactamente. En este punto hay que aclarar que el decrecimiento no está en contra de los mercados. Todo lo contrario, estamos a favor de los mercados, pero tienen que ser locales, para que la gente pueda tener un control sobre ellos a través de trámites e instituciones locales. Así puedes decidir cuáles son los límites del mercado. Esto se hace especialmente necesario después de haber visto cómo los gobiernos no tienen ningún tipo de poder en el mercado internacional. Los poderes están en otro lugar, sobre todo en el sistema financiero internacional.
N+: La capacidad de condicionamiento que tiene el sistema financiero sobre los Estados se está mostrando con una claridad meridiana en temas como el de la deuda de los  países.
FD: Hay muchas deudas, y la pregunta que se hacen es cómo vamos a pagarlas. Yo creo que las deudas no tienen por qué pagarse. Recuerdo que Alemania, después de la Segunda Guerra Mundial, no pagó su deuda. No nos podemos cargar la sociedad y el medio ambiente porque tengamos que pagar una deuda.
Por otro lado, hay dos maneras de pagar las deudas. Una es devaluando la moneda, como hicieron España e Italia antes de entrar en el euro. La otra posibilidad es estimular el crecimiento económico, pero para eso hay que endeudarse más, con lo cual creamos un círculo vicioso que acaba siendo negativo. Así sucede en el caso del Plan E. Si analizamos los datos de la web oficial, es posible calcular cuánto dinero se han gastado y cuántos puestos se han podido crear a través de dicho esfuerzo. Resulta que cada empleo ha costado como unos 50.000 euros, lo cual es ridículo. En realidad, los que han ganado han sido las empresas constructoras, y a la gente no le llega casi nada. En resumen, se aumentan las deudas y no se crea trabajo.
N+: Además de los problemas en el sistema financiero, esta crisis también ha evidenciado cómo determinados bienes esenciales para llevar una vida digna, como la vivienda, se han convertido en una mercancía netamente especulativa, lo cual acaba generando a su vez un fuerte impacto sobre el modelo de ciudad.
FD: Esto ha estimulado los procesos de expansión urbana en la periferia, que son el campo perfecto para los especuladores. En estas zonas, se ha comprado terreno barato para construir y vender. Pero no se ha pensado en el agua o en los servicios que la gente va a necesitar para vivir, o cómo se van a gestionar los residuos. O al menos no se analizan estas cuestiones a largo plazo. Además, se están creando barrios donde no hay tejido social y que son totalmente dependientes del petróleo, ya que necesitas a la fuerza un coche para ir al supermercado si vives en este tipo de barrios.
Por otro lado, este tipo de procesos urbanísticos generan fenómenos de centrificación en el corazón de las ciudades. Como los ricos se han dado cuenta de que en la periferia se vive mal, deciden volver al centro, generando así un proceso especulativo, como ha ocurrido en el Barrio del Raval de Barcelona.
N+: Otro grave obstáculo para implantar el decrecimiento es la vigencia cultural del consumismo, que dice al individuo que una persona es lo que consume y lo que posee.
FD: Esta mañana me decían en Catalunya Radio que era difícil que algún partido político asumiera los planteamientos del decrecimiento. Y está claro que podemos seguir apostando por el crecimiento económico y el consumismo, aunque sepamos que esto supone hipotecar a las generaciones futuras y dejar que el impacto del  cambio climático caiga sobre las poblaciones de los países del Sur, que son los que menos culpa tienen. Podemos asumir este planteamiento o podemos actuar para impedir que se haga realidad.
La pregunta es si hay un sujeto político que pueda poner en marcha esta propuesta del decrecimiento. Yo creo que existe, y que es principalmente la gente de los países del Sur, como también sostiene Joan Martínez Alier  en su libro “El ecologismo de los pobres”. Son las personas cuya supervivencia depende directamente del sustentamiento de los ecosistemas, y sin duda va a ser las primeras en asumir el decrecimiento como proyecto político, y se van a movilizar. Esto lo vimos en la Cumbre de Copenhague, donde la gran novedad fue la introducción del término de la justicia climática. También por esta misma cuestión, el grupo más numeroso fue el de Vía Campesina. Era gente que te decía que ha dejado su campo y sus dos vacas en Indonesia porque el sistema económico que defiende el Norteo no les deja vivir como ellos quieren vivir, y para colmo el cambio climático se está cargando su ecosistema.
También en el Norte habrá sujetos políticos que impulsen el decrecimiento, principalmente los que están marginados de este sistema. Por ejemplo, los jóvenes que no encuentran trabajo o lo encuentra en precario o mal pagado, o los inmigrantes, que son los más afectados por la crisis.
N+: Para terminar la entrevista, dejemos un mensaje positivo. Otro mundo es posible si…
FD: El congreso ha sido posible gracias al entusiasmo, la energía y la capacidad de casi 100 personas. Yo creo que otro mundo es posible si la gente se lo cree y si está dispuesta a poner en juego y a ofrecer su energía, su entusiasmo y su capacidad.
DATOS DE CONTACTO:
Imagen: Cartel de la conferencia. Cortesía de los organizadores.
Daniel Jiménez • 05/4/10 • En la Categoría Economía solidaria

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